La Crísis del Carbón: Un fantasma siempre presente


La crisis del carbón en el golfo de Arauco era esperada. La explotación de este mineral estuvo siempre ligada a períodos de crisis donde la inseguridad laboral determinó una cultura minera expresada en “vivir el momento”, sin planificar mucho el futuro, sin esperar demasiado. Las calles, las construcciones, e incluso las relaciones de pareja están, en gran medida, construidas sobre la incertidumbre . Cultura que tiene ribetes dramáticos por las constantes muertes en los túneles y que agrega a la vida cotidiana una evidente fragilidad y sentido de fugacidad.

Cuando se descubría un yacimiento grande, se instalaba un campamento y se iniciaban las explotaciones En torno del mineral crecía el campamento minero; en algunos casos crecía tanto que había que instalar tiendas, mercados, escuelas, una estación de carabineros y otros servicios hasta convertirlo en comuna (el caso de Curanilahue). Pero cuando venían las “crisis”, los propietarios cerraban los yacimientos y los trabajadores desarmaban o cerraban sus casas para irse a otros lados a buscar trabajo. A veces sus mujeres e hijos los quedaban esperando por años, sin volver a saber de ellos. Hasta que se reabrían las minas y nuevos contingentes de trabajadores aparecían por los minerales. En ocasiones llenaban el vacío dejado por aquel jefe de hogar que nunca volvió, o que volvió años después y los encontró instalado en su familia. Hay ejemplos de campamentos, poblados que eran pequeños pueblos, con escuelas, postas de salud, retén de carabineros, oficinas, comercio e infraestructura , que un día, ante la crisis fueron abandonados, quedando hoy en su lugar sólo son una mancha de pino insigne en medio de los bosques adquiridos por las empresas forestales ; Pilpilco y Plegarias son un par de ejemplos emblemáticos. De este modo, dejamos en claro que la “crisis” no es una cuestión de ahora, sino que ha sido permanente y que siempre estuvo ligada al costo de extracción del carbón versus el precio de venta del mismo. Si el precio de venta era alto, valía la pena extraerlo, pero si bajaba el precio, era preferible cerrar las minas.

EL CIERRE DE LAS MINAS

Desde que los primeros empresarios mineros se dedicaron a explotar el carbón, llenando barcos que iban y venían de diversos puntos del mundo con el mineral a bordo, han pasado muchos años; casi un siglo. El carbón siempre produjo riqueza y miseria. De la riqueza aún quedan huellas; el palacio Cousiño, en Santiago, el Parque de Lota y otros edificios. De la miseria, quedan más huellas: basta visitar cualquier población minera desde Lota a Lebu. La explotación del carbón estuvo por largo tiempo en manos privadas, hasta que el estado se hizo cargo de los yacimientos más grandes, unificándolos en la llamada ENACAR (Empresa Nacional del Carbón), que comprometía a los minerales de Lota, Curanilahue y Lebu . Desde entonces las crisis económicas repercutieron , pero no significaron cesantía. Por el hecho de ser estatal, la ENACAR continuó desarrollando frentes de explotación, aunque ello significara pérdida para el país. La explotación del carbón en otras zonas (magallanes) y otros países (Colombia, por ejemplo), en condiciones más favorables y económicas (a tajo abierto, en la superficie), hicieron que el carbón producido en esta zona fuera cada vez más caro en relación a otras ofertas. Todos los gobiernos, hasta el actual, mantuvieron las minas trabajando en condiciones de pérdida, teniendo que subvencionar a la ENACAR con recursos de todos los chilenos. No cerraban las minas porque podría venir un conflicto social muy fuerte con los trabajadores mineros , tradicionalmente afiliados a sindicatos y partidos de izquierda. Sin embargo, en el último período presidencial (Eduardo Frei Ruiz-Tagle)se planificó el cierre de la ENACAR como una medida absolutamente necesaria, creando para ello un plan denominado de “reconversión laboral”, que se ocuparía de pagar indemnizaciones y jubilaciones anticipadas a los mineros, además de capacitarlos para que se reubicaran en el mercado laboral, especialmente en el área de la madera y la microempresa. Así el Estado dejaría de ocuparse económicamente de esta especie de “saco sin fondo” y evitaría la crisis social . El alto costo de este proceso era ventajoso en relación a la alternativa de seguir financiando la minería del carbón frente a la competencia de carbón importado.

Hay que decir, por otra parte, que este plan involucraba en primer lugar a la minería estatal (ENACAR) y a la denominada “mediana minería” (de carácter privada, con menos trabajadores que la ENACAR , con un desarrollo tecnológico menor y un volumen de producción menor). Los otros mineros (pirquineros que trabajaban en forma temporal en uno y otros pirquenes artesanales (pequeña minería), no estaban contemplados en el plan de reconversión , salvo que hubieran trabajado en la mediana minería o la ENACAR, durante algunos años, pudiéndolo demostrar mediante contratos.

EL PLAN DE RECONVERSION

El plan consideraba pagar indemnizaciones a quienes habían cumplido ya una cantidad de años trabajando en las minas, además de jubilar a quienes, no teniendo todavía los años de servicio que se requiere para ello, se les sometía a un proceso especial de “jubilación anticipada”. De este modo los mineros recibieron la indemnización (acorde a los años trabajados) y jubilaciones. Naturalmente que hubo que clasificarlos de acuerdo a los años que tenían trabajados para calcular los montos de las jubilaciones, por lo que se trata de montos variables. Los mayores beneficios fueron para los trabajadores más antiguos, quienes, además, pudieron (en algunos casos) adquirir a bajos precios la vivienda en que moraban y que había sido cedida por la empresa. A estos beneficios se suman otros que favorecen a estudiantes de buen rendimiento (becas). En relación con los trabajadores más jóvenes, aparte de las indemnizaciones se establecieron “puentes laborales”, que consisten en una cantidad mensual de dinero (sueldos) mientras el Estado los ubica en otros trabajos. (Es necesario decir que en la actualidad hay mineros trabajando en la ENACAR , a cargo de la mantención , en Lota, y de explotación en Curanilahue y Lebu. El número total no alcanza a mil, pero el cese de sus funciones está siendo programado por la Enacar para los dos próximos años).

La otra parte del plan tiene que ver con la capacitación y el fomento de nuevas actividades productivas.

El proceso de reconversión se inició a través de una unidad, dependiente de CORFO, que realizó licitaciones para OTES (empresas privadas de capacitación) a cargo de capacitar , en grupos de 20 personas, y por 200 horas, con el reconocimiento del SENCE (servicio de capacitación y empleo) a mineros o familiares de mineros en cursos como mecánica, secretariado, peluquería, soldadura, etc. Estos cursos iban, además, acompañados de un set de herramientas para que los trabajadores iniciaran después actividades productivas por cuenta propia. En general esta primera etapa fue un fracaso, porque muchas entidades capacitadoras impartieron capacitación de baja calidad y no agregaron a la capacitación un proceso de práctica laboral ni se comprometieron para dejar trabajando a los exmineros. Por otro lado, el estado no preparó culturalmente a los exmineros, quienes tampoco asumieron con responsabilidad esta parte del proceso. Se da el caso de muchos mineros que vendieron las motosierras, soldadoras o máquinas de coser que les entregaba el programa para comprar palas y picotas y volver a probar suerte en pirquenes, o simplemente gastar el dinero en otras cosas. Naturalmente que hubo quienes se capacitaron formalmente y después buscaron trabajo, lo que tampoco fue fácil debido a la falta de empresas en la zona. Junto a estos programas de capacitación, aparecieron los primeros programas de fomento productivo, que capacitaban a pequeños empresarios y los potenciaban con préstamos y asistencia técnica a fin de que aumentaran su producción y emplearan más trabajadores, especialmente a exmineros.

De esta primera etapa quedan los recuerdos del consumismo en que se cayó, para deleite de las grandes casas comerciales , las automotoras y otras ofertas que se instalaron provisoriamente en la zona. También de esta época es el sobrepoblamiento de taxis en las comunas mineras En esta primera etapa, ya se dijo que los resultados fueron pocos, porque la idea principal era desarrollar un proceso cultural tendiente a fomentar una capacidad “emprendedora” en los mineros, acostumbrados , por historia, a ser dependientes de los patrones, llámense Cousiño o Estado. Pero eso no se hizo, desconociendo la fuerte raíz de la cultura minera.

La segunda etapa del proceso de reconversión ha sido de mejor calidad. Los fondos destinados a la capacitación son resguardados mediante convenios con las empresas capacitadoras para dejar trabajando a los exmineros . También han aumentado los programas de fomento productivo, que se preocupan de iniciar microempresas o fortalecer algunas que ya existen mediante proyectos. También se han creado parques industriales que, aunque en forma lenta, empiezan a crear puestos de trabajo.

RESUMIENDO

En definitiva, LA CRISIS DEL CARBON no tiene nada que ver con la CRISIS ASIATICA, aunque se cruzan. El cierre de las minas y la reconversión del eje productivo en el golfo de Arauco pudo ser un proceso lento, pero no dramático, pues la gente no quedó en el abandono. Las medidas para evitar conflictos sociales se estaban tomando, corrigiendo e implementando. Lo que sucede es que desde hace un año, aproximadamente, las otras fuentes laborales alternativas (bosques, pesqueras, industrias) han estado sacudidas fuertemente por la llamada crisis asiática , dejando a mucha gente sin sus trabajos, situación que aumenta la sensación de incertidumbre y de postergación. Problemas como la delincuencia, la drogadicción y el alcoholismo, la violencia intrafamiliar, por nombrar algunas lacras , empiezan a ser cada vez más nítidos debido a la cesantía y a la falta de claridad respecto del futuro.

La reconversión de los mineros está inconclusa, y hay varias cosas que mejorar para que se lleve a cabo como corresponde; sin embargo, ahora que hay un escenario de inseguridad para otras faenas que se desarrollan en la zona, la reconversión de los mineros, propiamente tal, tenderá a ser postergada con el peligro de que poco a poco quede en el olvido, hasta que algún movimiento social la levante como una nueva bandera de lucha, confirmando por qué seguimos siendo una provincia en crisis.

(Documento Distribuido en Curanilahue, 1995)


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