Cuando se van las hojas de los árboles
se nos terminan las guaridas,
comienza el aguacero al que fuimos destinados.
La fantasía ya no abre los portales,
el agridulce no libera a las sonrisas,
las miradas se rompen en sus vuelos.
Sobrevivimos taciturnos
con la certeza de un mañana
en que otra vez seremos tristes.
Analizamos moribundos el por qué
de tanto miedo, tanto mito, tanta muerte.
¿ Por qué el frío largo de la soledad?
¿ Por qué los besos no nos pueden cobijar?
¿ Por qué la angustia cada nuevo despertar?
¿ Por qué la pena si dejamos de soñar?
Cuando se van las hojas de los árboles,
la noche inmensa nos esconde,
inútilmente nos buscamos en los cuerpos.
La fantasía ya no abre los portales,
el ruido sordo de la vida nos confunde,
la desnudez de nuestras almas nos congela.
Sobrevivimos taciturnos,
con la nostalgia acechándonos la sangre,
analizamos moribundos el porqué
de tanto beso, tanto te amo, tanto rezo.
¿Por qué el frío largo de la soledad?
¿Por qué los besos no nos pueden cobijar?
¿Por qué la angustia cada nuevo despertar?
¿Por qué la pena si dejamos de soñar?
(1982)