Nada he de llevarme
Ni el sol que se adhería a mi nuca
De regreso de la escuela
Jugando a los cowboys
Con aquellos camaradas descalzos
Que me antecedieron en la muerte
Ni los nubarrones
Pregonando el aguacero
En ese bosque a oscuras
Donde te desnudé a tientas
Mientras repetías que ni el lobo ni tus padres
Volverían a causarte miedo.
Nada irá conmigo
Ni las manos que se nos llenaban de amor
Con las cartas que escribíamos a diario
Ni la memoria que va y regresa como un tren
Deambulando a deshoras por estaciones
Donde nadie sube y nadie baja
A pesar de los pitazos de humo repetidos
Y el desenfreno de la marcha
Que me hace trastabillar en la pisadera
Mientras invoco desesperadamente
Al Dios que aún me ata a la vida
Nada de eso irá conmigo
Todo sigue y seguirá aquí :
El sol en la nuca de algún niño
Los descalzos pies de los de siempre
Los muertos en su muerte intacta
Los nubarrones preñados de aguaceros
El lobo merodeando el caserío
El tren surcando estaciones como un pájaro sin alas
Los enamorados dibujando en un vidrio polvoriento
Un corazón con el dedo del corazón
Y yo agarrado todavía al pasamanos del último coche
Invocando al Dios que aún me ata a la vida.