EL PATIO DE TUS SUEÑOS


Hay algo que no me has dicho :

una vez   estuve   en tus sueños,

diáfano y galante como una promesa ;

pero al despertar no me recordaste

y fuiste , angustiada , por las ferias

y las estaciones  donde los trenes nocturnos

descargan   sus trashumantes muchedumbres  ;

ojeaste   los periódicos en la sección

donde aparecen los desaparecidos,

pero no me hallaste :

entonces   te encerraste en el cuarto

a tejer con inmutable fe

la bufanda que lucía en  tu sueño.

Dijiste , a quien quisiera oírlo,

que  era mía  la silueta que cruzó 

el patio de tu casa  aquel día de invierno;

que iba a paso raudo y desnudo, comentaste ,

y que el diluvio me azotaba de los pies a la cabeza.

Afirmaste que eran las mismas manos de aquel sueño

y por eso abriste la puerta de tu casa.

Aunque después reconociste

no estar cien por ciento segura , 

me dejaste caminar contigo,

permitiste que te cortejara

y consentiste el matrimonio.

Así es que ahora que nos estamos sincerando,

hay algo que no te he dicho:

a veces, cuando me sonríes,

camino leve y atravieso transparente

el patio de tus sueños;

otras, cuando me miras desconfiada,

siento escalofríos,

como si  el aguacero me azotara

desnudo a la    intemperie

y alguien me avistara detrás de una ventana