LA ORQUESTA DE CURANILAHUE (II parte y final)


(Pulse el indicador para escuchar a la orquesta, en vivo, en el Teatro Municipal de Santiago, 2002) 

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«DECIAMOS  AYER…»

Ocurre más o menos así : el poeta Fray Luis de León regresa a la universidad después de varios años de encarcelamiento por acusaciones injustas de la Inquisición. Sus alumnos y muchos curiosos van a escucharlo porque piensan que aprovechará el espacio para criticar a sus adversarios y reclamar justicia, pero nada de eso sucede; no hay espacio para el odio, nada de estar recordando los malos momentos de la cárcel, nada de hablar de sus enemigos malos, nada de seguir con el corazón lleno de amargura , simplemente está dispuesto a seguir viviendo hacia delante . El profesor-poeta-religioso inicia su clase como hacen casi todos los profesores , diciendo más o menos así ;  ”como estábamos diciendo…”, o  “como decíamos en días pasados”  (Normalmente la traducen desde el latín como “decíamos ayer”). Recuerdo una de las preguntas que le hacía a mis alumnos  -para ayudarlos-  en las pruebas de literatura española : “Indique cuál es el significado de la Frase “dicebamus hesterna die” , de Fray Luis de León, y explique en qué contexto la formula”.  Si no lograban dar con el contexto ni con el sentido de la frase podían salvar la nota recitando algunas estrofas de este calibre :
“A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada”
Aunque no lo crean, casi todos respondían bien y , de yapa , me recitaban entera la oda a la VIDA RETIRADA. Después, como premio a tanta sensibilidad estética,  entrábamos a las odas de Neruda y cerrábamos esa unidad escribiendo nuestros propios poemas. Puedo entender que no me crean, porque esto pasaba en un sala de más de cuarenta alumnos en un liceo municipalizado de un pueblito pobre de la octava región , o sea en uno de esos lugares donde -según los especialistas – los alumnos pobres tienen una educación de tan mala calidad que están condenados a seguir siendo pobres  ( a propósito, en el Libro de Visitas hay un saludo de Albercio, un exalumno de esos años en el que hace referencia a Fray Luis ).  De modo que , sin traer al corazón , sin “re-cordar” los momentos ingratos de la historia que estoy contando , sigamos con lo que veníamos diciendo “ayer” : en las salas del CADEP, improvisado conservatorio de música de Curanilahue, los niños y niñas sacaban los primeros sonidos de sus instrumentos coreanos , sonidos que parecían maullidos y que contraían los músculos faciales de quienes los escuchaban en una especie de rictus ácido que poco a poco se deshacía y dulcificaba hasta transformarse en una semisonrisa adivinatoria : “estamos haciendo algo distinto que puede tener un impacto insospechado”.
Las salas del CADEP –centro comunitario parroquial donde iniciamos el proyecto-  se hicieron chicas y nos fuimos al liceo, pero no fue fácil la llegada ¿qué tenía que ver la orquesta con el liceo? Los niños eran de las escuelas, ¿no debían estar ensayando en una escuela, entonces? Pero la coordinación, la “gestión” del proyecto se hacía desde el liceo. La municipalidad dejó en manos del departamento de educación la “administración” del proyecto. Afortunadamente el jefe de educación no tuvo reparo en dejar que Américo y yo administráramos, pues éramos los autores de la idea, los que sabíamos adónde queríamos llegar y los que teníamos las motivaciones y energías para sumar fuerzas detrás de la orquesta. Un par de años después parecía estar arrepentido. El paisaje del pueblo empezó a cambiar. Niñas y niños iban a sus ensayos y volvían a sus casas con los instrumentos colgando de sus hombros o a manera de mochila. Los cellos eran más grandes, así que muy pronto esos ingeniosos que se pasan tardes enteras parados en la plaza denominaron “ninjas” , en honor a una serie de monos animados, a los pequeños aprendices que llevaban en sus espaldas estos enormes instrumentos . Claro que antes de llevar visiblemente colgados estos instrumentos, los niños los ocultaban. El instinto les decía que había que irse con cuidado. Curanilahue podrá ser un pueblo sensible a las artes, pero es muy machista, y las familias intuían que a sus hijitos varones los habitués de la plaza podrían molestarlos por andar con esos violines que parecían más propios de niñitas. Recuerdo haber presenciado una escena sobre este tema, aunque no con los músicos. Cerradas las minas, sólo quedaron algunos pirquenes extrayendo carbón en artesanales carros y en pequeñas cantidades, pues el alicaído mercado apenas pagaba los costos de la producción. Yo había llevado a unas personas a conocer uno de esos pirquenes, cerca de Plegarias. Un grupo de muchachos pirquineros de entre 15 y 18 años llegó a la superficie empujando uno de esos carros. Era temprano y por un camino aledaño pasó un camión con una veintena de jóvenes de similar edad . Los llevaban para arreglar un camino interior en uno de esos proyectos de “reconversión laboral” que se crearon para combatir la cesantía que produjo el cierre de las minas. A la pasada, los grupos alcanzaron a mirarse y medirse. A medida que el camión se alejaba del pirquén, los muchachos ,que parecían viejos con los rostros ennegrecidos por el carboncillo, les gritaron  : “vayan a hacer trabajo de hombres, maricones”. Las carcajadas de los orgullosos pirquineros se fueron detrás del camión. Los improvisados arregladores de caminos ni siquiera contestaron , en el fondo de sus corazones sentían que ese nuevo trabajo no les daba la dignidad que podía darles el trabajo en las minas. Pero esa es otra historia. Lo que importa es que fueron indulgentes con los pequeños músicos que tímidamente empezaron a ir a los ensayos y volver a sus casas con los instrumentos a la vista. Los instrumentos continuaban sonando en las casas, algunas tan pobres que las delgadas paredes no podían detener las voces altas de los violines ni las graves de los cellos ; así que las melodías se iban cerro arriba y cerro abajo, el viento las encaramaba a las techumbres de cinc o las arrastraba por las veredas donde el residuo de barro de las interminables lluvias esperaban secarse y convertirse en minúsculas partículas que el viento helado de septiembre habría de llevarse en medio de sus remolinos. “Cuando entra un instrumento a un hogar de Curanilahue, entra la cultura, entra la belleza. Y afecta a toda la familia…” , decía Américo Giusti a los primeros reporteros que llegaron a investigar el creciente rumor de aquel extraño fenómeno. Y entre todos explicábamos que esos niños provenían de las escuelas municipalizadas y eran hijos de esforzados pirquineros, trabajadores del bosque, auxiliares , administrativos del servicio público, profesores. Estas familias comenzaron aportando diez mil pesos mensuales para apoyar el proyecto en los costos de operación y completar los recursos para el pago de honorarios de los maestros; un alto costo dados sus bajos ingresos. Al tercer año ya no necesitaban hacer aportes. Américo había generado un equipo de profesores para la orquesta que viajaba regularmente de Concepción , él era el líder y ya se había dado cuenta de que no teníamos tiempo ni recursos para formar una orquesta sinfónica ; nos dijo que debíamos formar rápidamente una orquesta de cuerdas e impactar con ella a nivel nacional en un par de años para hacernos conocidos y conseguir los recursos que necesitábamos; posteriormente podríamos volver a la idea de una gran orquesta . La tarea era alcanzar rápidamente un “producto” si queríamos entrar en la lógica del “mercado”, lo cual era casi vomitivo para nosotros , que habíamos empezado a estrechar nuestra relación a torno a un casual descubrimiento : ambos amábamos la poesía de Jorge Teillier.

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 COORDINACION DE LA ORQUESTA
Uno de los elementos claves del éxito de este proyecto fue la coordinación. Al comienzo, Américo y yo hacíamos de todo, pero nos dimos cuenta de que necesitaríamos ayuda si queríamos sobrevivir en el intento. Le pedí al profesor de música del Liceo, Oscar “Chino” Garcés, que nos ayudara en esas tareas. Comenzó a colaborar y tiene un capítulo también en esta historia, aunque posteriormente se fue alejando a medida que se enfriaba su relación con Américo. Hizo dupla con el profesor de viola, Humberto Aguila, con quien llevó adelante otro proyecto complementario al que llamaron “orquesta semillero” y que no alcanzó el nivel esperado.  El Chino es un gran director de coros  y en algún momento quisimos formar coros por todos lados para que aprovecharan de cantar con la orquesta . Algo de eso se hizo, pero no le pusimos todo el empeño que requería la empresa. En una de las primeras reuniones con los niños , para separarlos por instrumentos, vivimos un pequeño caos que poco a poco fue revertido por la habilidad de una de las mamás que había llevado a su hija a la convocatoria. Espontáneamente terminó poniendo orden y armonía hasta que terminamos aquella actividad. A la semana siguiente Américo me dijo que le había gustado el trabajo de apoyo de esa mamá, entonces se la presenté ;  María Eugenia era profesora de música y orientadora , una exalumna del liceo que no dudó cuando le pedimos formalmente que se integrara al equipo a cargo de ayudarle directamente a Américo, aunque no recibiría ninguna recompensa económica.  Con el tiempo conseguimos su traslado al liceo y algunas horas para tal efecto. Su fidelidad al proyecto, su preocupación por los niños, su conocimiento del tema y su lealtad fueron un aporte sin el cual no hubiésemos logrado lo que logramos. Ella está a cargo ahora de la coordinación de la nueva orquesta de Curanilahue, una más grande y con más instrumentos, que dirige la profesora Alejandra Urrutia, una joven y talentosa violinista formada en Concepción. “Estos niños y niñas son exactamente iguales al primer grupo, tienen la misma mística”, me dijo María Eugenia, hace un par de años en el Teatro Municipal para un encuentro de orquestas infantiles al que me invitó. Era verdad, el parecido era increíble. El tiempo parecía haber retrocedido, aunque “nosotros, los de entonces” ya no éramos los mismos.

LOS OTROS PROYECTOS
Los profesores llegaban el sábado, muy temprano. Las actividades partían a las 8:30, con frío, con lluvia o con sol, aunque casi siempre era con frío. Entonces una mamá, que era inspectora en el Liceo, comenzó a colaborar con María Eugenia en otra de las áreas claves; la logística. Sí, porque los profesores madrugaban los sábados y viajaban 2 horas para llegar a Curanilahue, entumidos y sin desayuno . Al comienzo todo era difícil y confuso, no teníamos un peso para esos gastos, no habíamos pensado en ello, sólo habíamos pensado en cubrir los gastos de los primeros instrumentos y los honorarios de los profesores, cuyo valor estaba por debajo del costo de mercado. La mujeres se hicieron cargo, yo las veía llegar con unos termos y unos panes. Ni siquiera me atreví a preguntarles de dónde salía aquello, me hubiesen respondido algo así como “se cuenta el milagro, no el Santo”. También recolectaban las escasas estufas que teníamos y las llevaban a esas salas gigantes donde las ventanas y sus vidrios rotos parecían reír a carcajadas. Ni con diez estufas hubiésemos entibiado el ambiente. Pero no había plata para los vidrios, el liceo era un viejo cascarón que cada día estaba más deteriorado y la municipalidad no tenía recursos para esos lujos. Las clases continuaban hasta las 4 ò 5 de la tarde. ¿Qué almorzaban esos profesores? En los primeros meses, con suerte, comieron un sándwich entre clase y clase. La jornada maratónica se vio mejorada cuando la Sra. Ruth, esta mamá-inspectora, decidió que “estos pobres caballeros deben servirse una sopita, más que sea” y les empezó a llevar una vianda que ayudaba a mantener la buena energía de los profesores. Con el tiempo todo esto fue superado y los profesores trabajaban en espacios cómodos y calefaccionados, tomaban desayuno y almorzaban, pero para que eso ocurriera tuvimos que desarrollar muchos otros proyectos , algunos de ellos muy innovadores , que pasaron inadvertidos para los medios de comunicación por la luminosidad del proyecto orquesta juvenil. Esos otros proyecto merecen ser mencionados porque entregaron , en su conjunto, una oportunidad de desarrollo absolutamente nueva para los jóvenes de Curanilahue y sirvieron de base al proyecto Orquesta Juvenil de Curanilahue. Los más importantes fueron la construcción de la primera etapa de un edificio nuevo , que luce en su hall de acceso una pintura de Bororo , el proyecto Montegrande, que mejoró y diversificó la oferta educativa del liceo , la nueva condición de “escuela artística” del liceo, que le permitió acceder a recursos especiales para favorecer a la orquesta y a otras iniciativas de tipo artísticas, la creación de un excelente grupo de danza y canto latinoamericano, un proyecto de apoyo tecnológico del instituto de Detmol (Alemania) que desarrolló las carreras técnico-profesionales del liceo Mariano Latorre, una iniciativa innovadora para ofrecer carreras técnicas de tipo universitarias a bajo costo en Curanilahue con la universidad  F. Santa María, una pequeña empresa de fabricación de muebles y servicios de la madera y varias otras ideas que sería largo enumerar y que me hacen recordar con curiosidad aquel tiempo vertiginoso en que movilizábamos energías para construir un montón de cosas que no teníamos. El Alcalde confiaba y me decía “tiene luz verde, Don Francisco”; el jefe de educación también daba luz verde y apoyaba , el grupo de gestión del liceo trabajaba para que los sueños se parecieran a la realidad, un grupo de profesores se la jugaba en la sala de clases, los estudiantes estaban participando como nunca, los padres se interesaban por participar en el liceo… ..¿De qué otra manera podrían haberse hecho las cosas?  Todo iba bien. Bueno, casi todo, porque tanta visibilidad me transformó en un blanco fácil al que dispararon desde varias trincheras. Me mataban siempre, pero milagrosamente al día siguiente de nuevo estaba vivo. “Ustedes quieren convertir a Curanilahue en una Atenas”, me dijo un día el asesor de la división de cultura en las primeras visitas que hicimos buscando ayuda, y se sonrió, pero después apareció su jefe en Curanilahue para donar algunos instrumentos. El Sr. Di Girólamo hizo un par de visitas más a la zona, incluso cuando generamos un proyecto de carácter cultural a nivel provincial. Y ésta es otra de las claves : estas iniciativas no venían desde las oficinas municipales ni desde la dirección provincial de educación, salían de nuestras cabezas, de nuestros corazones y seguían creciendo hasta encontrar la forma definitiva. Para convertirlas en realidad siempre hubo alguna persona que ofició de hada madrina o un hecho fortuito como el siguiente : después de un año en el cargo de Director invité al Concejo municipal a reunirse en el liceo ¿por qué no podían tener allí una de las reuniones que ellos habitualmente tenían en la sala municipal? Les había enviado una carta solicitando que atendieran una necesidad de salas para el liceo. La verdad es que necesitábamos , de manera urgente, dos salas de clases para poder instalar algunos servicios que habíamos conseguido para nuestros alumnos. Era el mes de enero y estábamos de vacaciones, así que sólo pude ubicar al inspector general para que me acompañara. El alcalde convenció a los concejales de aceptar la invitación Nos preocupamos de que estuvieran cómodos y que contaran con café y galletas para su sesión. En un momento nos hicieron ingresar para escuchar nuestra necesidad. Ante nuestra presencia, y con el ánimo de ayudar, uno de ellos empezó a sacar cuentas en voz alta: ” tantos metros cuadrados equivalen a tantas tablas de pino para piso, a tantas tablas para forros…”, la discusión se inició, y después de una hora se llegó a la decisión de construir una o dos salas de madera, a bajo costo, y siempre y cuando el municipio contara con recursos, porque una cosa era el acuerdo tomado y otra la realidad económica. Agradecidos nos retiramos de la reunión y fuimos a caminar por el patio. El liceo necesitaba ampliarse, nuevos alumnos ingresarían en los años venideros, los talleres no funcionaban, el gimnasio no tenía una plancha de pizarreño buena y vivía lleno de agua, los baños eran un asco, las rejas del patio se habían venido al suelo y el patio era un pasadizo de vecinas que con sus bolsas plásticas y “pilgüas” pasaban por allí para acortar camino a la feria de los viernes, también algunos chivos y perros que se habían encariñado con el liceo. “Estos viejos nos van a llenar el patio de ranchas”, le comenté a Oscar con la sensación de fracaso. Yo había esperado que el Concejo Municipal se lanzara detrás de un proyecto de ampliación del liceo y de mejoramiento de sus instalaciones, había pensado en el futuro y ellos, cuando más, levantarían unas salas de madera en el patio y todo seguiría igual. Dimos otra vuelta y le dije “El lunes vamos a ir a la Secretaría Ministerial de Educación y vamos a ver si el Ministerio nos puede construir las salas que necesitamos”. Llegamos a las oficinas de las personas a cargo de los proyectos de ese sector. Las profesionales esperaban encontrarse con el Alcalde o, al menos , con el Director comunal de educación. “Entonces esto no es oficial”, dijo una de ellas. No obstante le mostramos los dibujos que llevábamos. “Aquí estará la sala de esto, allá la de aquello…”, se miraron y apuraron el trámite, no había mucho que hacer, ése no era un proyecto, tan sólo un dibujo borroneado sobre papel.  Nos mandaron de vuelta con una mentira piadosa : podíamos esperar noticias. Las noticias nunca llegaron y un par de semanas más insistimos con el jefe de educación municipal; él nos acompañó y se encargó de decirle a las profesionales que el Alcalde estaba enterado de estas necesidades y que respaldaba al director en sus gestiones. Esta vez le dejamos sobre su escritorio un dibujo hecho en papel diamante por nuestro profesor de dibujo técnico , un dibujo que seguramente fue a dar a uno de los muebles de la oficina en cuánto hicimos abandono de ellas. Efectivamente, el Alcalde estaba consciente del acuerdo municipal, pero apostaba a que nuestras gestiones pudieran tener buenos resultados y así podría ocupar esos recursos en otras necesidades de la comuna. “Tiene luz verde, Don Francisco”. Y he aquí cómo operan los coincidencias, las oportunidades o como ustedes quieran llamar a los milagros ; terminaba el primer año de gobierno de Frei, la oposición criticaba la falta de gestión de las autoridades, que, entre otras cosas, no habían sido capaces de utilizar los recursos del presupuesto regional para el desarrollo de proyectos . Supongo que en la región llamaron a los encargados de áreas sensibles como salud y educación y les dijeron algo así como “no es posible que ustedes no estén presentando proyectos al fondo regional. Deben presentarlos a la brevedad para utilizar esos recursos”.  Así que un grupo de personas, incluyendo a nuestras arquitectas, se dio a la tarea de encontrar proyectos. El resto ya lo adivinaron, encontraron en un mueble unos dibujos que le trajeron unos tipo de …”¿de dónde dijeron que eran?”. También lo adiviné yo, el lunes siguiente, cuando la secretaria me dijo: “tiene una llamada de la secretaría ministerial de educación , es del departamento de infraestructura educacional” Mientras me comunicaban con ella le dije a Oscar “tenemos un pabellón nuevo para el liceo”. . Después de un período en que los dibujos dieron lugar a un anteproyecto, vino un diseño arquitectónico y después las nuevas salas. Todo eso fue aprendizaje para la tarea que vendría dos años después, cuando ampliamos el liceo para ingresar a a la jornada escolar completa. El caso es similar, aunque más audaz teníamos un amigo empresario que nos ayudaba en el plano de las ideas. Lo visitábamos de vez en cuando para contarle nuestros proyectos, él nos contaba los suyos; en esas conversaciones estábamos de igual a igual, aunque él era un empresario “top” a cargo de una de los aserraderos más modernos de Latinoamérica y ya había sido distinguido con un premio de calidad otorgado por la U. Católica. No contaré aquí lo mucho que costó que entendieran esta relación con el empresario, en especial los profesores, que hemos sido formado en la vereda de enfrente del empresariado, tampoco las autoridades , formadas ideológicamente en años de luchas sindicales , pero a mí, y después a mis compañeros del equipo directivo, esos encuentros nos aportaban nuevas posibilidades y tendían puentes hacia un sector con el cual haríamos cosas en conjunto algunos años después. La primera vez que fuimos a visitarlo fue para pedirle tablas y cerrar el patio del liceo. “Yo lo conozco, le dije a mis compañeros, podemos pedirle las tablas que dan de baja…” Una comisión fue conmigo. A todas partes iba con miembros de mi equipo directivo o profesores entusiastas para que supieran lo mismo que yo, para que creciéramos juntos y pudiéramos trabajar en equipo. Pero la conversación terminaba y ellos se empezaron a poner nervioso porque yo no había hecho la petición acordada. Sentí que me daban unas pataditas por debajo de la mesa y carraspeaban ostensiblemente. “Se olvidó”, dijo Patricia que pensó , cuando veníamos de regreso; “le dio vergüenza pedirla”, dijo Clarita que pensó. Yo mismo no supe por qué, cuando nos estábamos despidiendo, mientras nos dábamos la mano, le dije que habíamos venido a hacerle una invitación; que queríamos que fuera al liceo y que viera lo que teníamos allí , especialmente las instalaciones para la carrera de técnico en madera, que queríamos que nos diera ideas de cómo mejorar aquella área y otras más, pero “in situ”. A Roberto Bravo (así se llama, como el pianista) le interesaba mucho el tema educativo, sentía la necesidad de estar enseñando modos distintos de gestionar y vio una oportunidad para iniciar algo que después podría servirle. Yo me daba cuenta de que ese tema le interesaba y que por ahí podría enganchar. Dijo que sí y llegó una semana después. Vio las máquinas viejas y en desuso, vio las bodegas vacías, sin materia prima para los aprendizajes de los alumnos y supo que el Municipio no era capaz de solventar los gastos de esa carrera técnica. Le mostramos el patio, sin cerco. Los profesores miraban con desconfianza a este inquieto empresario, con su pelo rojizo, y a la influencia que estaba teniendo con el Director ¿De qué lado estaba el Director? ¿Los otros directivos eran cómplices en estas alianzas raras? Mandó a unos técnicos a reparar las máquinas, envió combustible y dos camiones con tablas. Dijo “estas tablas deberán ser transformadas en piso y vendidas a un precio competitivo. Las utilidades les servirán para pagar combustible y otros insumos. Me pagarán el valor de estas maderas en dos meses, porque no les voy a regalar nada. Lo único que les voy a aportar será un maestro, por dos meses, para que trabaje con sus alumnos y profesores en el proceso de elaboración del piso, después lo financiarán ustedes o tendrán que hacer la pega con sus profes y alumnos”. Ese fue el punto de largada, algunos años después habíamos conseguido el apoyo de unos técnicos alemanes con el cual renovamos maquinaria, nos pusimos a la vanguardia tecnológica, aseguramos los cupos laborales de nuestros egresados y saltamos de elaborar pisos a construir muebles de finas terminaciones. Nos faltó audacia para meternos a fabricar casas mediante paneles, pero lo pensamos. Un año después se inició el proyecto UN TECHO PARA CHILE, y se inició en Curanilahue . Podríamos habernos asociado . «Las cosas pasan cuando deben pasar”, diría alguno de los tantos esotéricos. Con las utilidades empezamos a modernizar las otras carreras técnicas . A este empresario le contamos nuestro sueño : construiríamos un edificio que estaría abierto al desarrollo cultural de la comuna, tendría una inmensa biblioteca, moderna, con computadores, tendría salones para hacer presentaciones artísticas y salas especiales para el aprendizaje de los instrumentos musicales. ¿Con qué plata? Habíamos leído de los fondos para la jornada escolar completa y éramos de los primeros en la región en estar postulando a su ingreso; una parte podría financiarse con esos fondos; el resto, ya veríamos, tal vez él mismo podría colaborar aprovechando la ley de donaciones… ¿la conocía? Se puso nervioso, dijo que su contador estudiaría la ley y le aconsejaría. “Si usted pone algunos millones, otros empresarios de la zona pondrán lo suyo, no cree?”. Dijo que ya veríamos eso, que él no tenía dinero, sino ideas, y nos contactó con un arquitecto, amigo suyo , que le había diseñado una casa. Unos días después estuvimos en las oficinas del arquitecto. Nos atendió su socio, un hombre inteligente y práctico que rápidamente se dio cuenta que no teníamos un peso. Fue respetuoso, sin embargo, y nos contó el tipo de proyecto en el que trabajaban, evidenciando que sólo estaban al alcance de quienes tenían muchos recursos. Apareció el otro arquitecto, un hombre mayor y más comunicativo; era el Director . Su amigo empresario le había dicho que queríamos construir un edificio para el liceo de Curanilahue y él había aceptado esa primera entrevista. ¿De qué se trataba? “Curanilahue, Curanilahue…,¿ no es ese lugar donde hay una orquesta de niños?” La bendita orquesta tenía apenas un par de años y ya empezaba a darnos dividendos . ¿Cómo había partido eso, quiénes estaban detrás de ese proyecto tan innovador, etc.? Nos miramos y le dijimos “nosotros”. Mientras nos miraba, como evaluando nuestras capacidades, agregamos ; “El profesor Giusti y nosotros”. Todo cambió después de eso, aparecieron unas tazas de café y nosotros entramos en confianza. “Así que ustedes son unos verdaderos gestores , nos decía , sonriéndonos amigablemente“, la confianza seguía creciéndonos. Nos llevó a otra sala para mostrarnos un proyecto , un colegio que se construiría en un sector nuevo en la península de San Pedro de la Paz, un colegio inglés. Nos dijo “éste es el master plan”, una frase que después acuñamos en nuestro vocabulario. Sobre el papel, dibujado en colores, se veían los componentes del proyecto. “Aquí hay una cancha de golf, aquí hay una capilla, acá los laboratorios… “, mientras seguía describiendo con entusiasmo el proyecto yo pensaba en nuestra pobre realidad. Ni supe cómo me encontré diciéndole “justamente nosotros queremos algo así, un concepto similar, un colegio abierto a la comunidad, entonces aquí, en lugar de la capilla, va un auditorio o salón de actos, acá van unas oficinas para atención de los alumnos con necesidades en el área de la salud, en el área social o sicológica ; acá , donde está la cancha de golf, van dos canchitas de fútbol…”, mis compañeros miraban el “master plan” y se animaban a sumar otro disparate ; “y allí tendremos una biblioteca gigante porque queremos fomentar la lectura…” Al terminar la entrevista , aterrizamos. “¿Tienen la plata para el proyecto que desean hacer?” La tendremos, les dije. El Ministerio de Educación pondrá el dinero para que ampliemos el liceo y podamos ingresar a la jornada escolar completa, probablemnete no será suficiente, entonces el resto lo conseguiremos con la empresa privada. “Bueno, dijo, es difícil que les acepten construir algo diferente a los típicos cajones para salas , pero si ustedes están detrás de la orquesta, pueden conseguir su propio proyecto arquitectónico”.. El golpe de gracia lo puso el arquitecto más práctico. “Para que podamos levantar los primeros dibujos tenemos que sobrevolar el terreno donde está el liceo. Ustedes nos llaman cuando tengan todo listo para el vuelo”. No miré a mis compañeros, porque no quise verles la cara de funeral. Les pregunté, aún sin entender lo que estaban pidiendo, “¿prefieren un vuelo en helicóptero o en avioneta?” El arquitecto más joven dijo, como a la pasada, “eso lo dejamos a criterio de ustedes”. De regreso a Curanilahue mis compañeros me llamaron la atención, una cosa era mi convicción de que podríamos alcanzar sueños y otra era un disparate mayor como ofrecer un vuelo en circunstancias que no disponíamos ni de una camioneta para nuestros propios viajes de “negocios” y ninguno había volado jamás,ni siquiera en un columpio.  Al llegar a Curanilahue observamos una escena que de tanto verla  nos resultaba invisible: un helicóptero hacía maniobras en la pequeña pista de un campamento para combatir los incendios forestales. Había terminado el verano y los helicópteros contratados para el servicio de las empresas forestales estaban preparando su retiro . Nos miramos y después nos largamos a reír. Al día siguiente Carlos fue a ver si era posible que nos hicieran el famoso sobrevuelo y cuánto nos costaría. Estábamos dispuestos a juntar el dinero pasando el sombrero entre nuestros profesores. Pero no fue necesario, nuestro enviado volvió con la respuesta : el contrato con las forestales había terminado y el piloto era libre de hacernos un viaje de ese tipo antes de irse a Canadá , pero , además, tratándose de una buena obra para la juventud del pueblo, lo haría gratis. Recuerdo las manos levantadas de los profesores en el patio del liceo, haciéndonos señas mientras sobrevolábamos y los arquitectos tomaban las fotos. Al bajarnos, el arquitecto mayor nos decía “Pero ustedes son salvajes, qué capacidad de gestión, apenas pasaron tres días de nuestra reunión y ya tenían listo el vuelo, qué totales, qué capacidad de gestión; imagino que les salió un ojo de la cara este helicóptero” . Carlos intentó decir que no, que cómo se le ocurría, que había sido pura buena suerte y que… (Le di un puntapié en la canilla) .  Así partió aquel proyecto y fue uno de los emblemáticos de aquella fructífera década.  La primera parte de ese Master Plan, pegado en el hall de acceso a mi oficina, se inauguró el año 2001, un par de meses después de mi traslado a Santiago. El último de esos proyectos  increíbles no se concretó; era un teatro fabuloso que iba a ser financiado por un municipio español . Fui el encargado de gestionar el proyecto con el diseño arquitectónico que costó varios millones. La posibilid de ser financiado era muy alta y obedecía a una gestión de la Sra. Luisa Durán cuando la orquesta estuvo en España. Este proyecto debía ser enviado antes del 31 de enero del 2001, pero en la Municipalidad los encargados de proyectos estaban haciendo otras cosas más urgentes y prácticas de modo que nadie se preocupó del tema. El tiempo se nos iba. Acudí a nuestros amigos arquitectos y les pedí que elaboraran un diseño, las facturas tendrían que mandarlas al Liceo, pues nosotros pondríamos una parte del costo con las utilidades de nuestra empresa de muebles y el resto lo conversaría con el Alcalde para ver si la Municipalidad se hacía cargo. Pero había que empezar de inmediato, sin esperar que se reuniera el Concejo Municipal para  aprobabar los recursos del diseño. Por el camino reguarizaríamos el asunto. El proyecto buscaba crear un espacio privilegiado en la región, de alto nivel técnico, para escuchar orquestas profesionales y observar, además, los mejores espectáculos que fuéramos capaces de generar en la provincia. La oficina de los arquitectos se apuró en hacer el trabajo y también en mandar la factura, así que se equivocaron y la enviaron a la Municipalidad sin que ninguna oficina reconociera haber encargado ese trabajo de casi tres millones. Rápidamente supieron quién estaba detrás de esto. Era la oportunidad para que algunos de mis detractores me pusiera en el banquillo de los acusados y solicitara un sumario para el director del Liceo. Con suerte, podrían echarme. En una reunión donde algunos pidieron el sumario, me atreví a decirles que los únicos sumariados deberían ser ellos por no haber hecho ese trabajo; les di las explicaciones del caso y les dije que se olvidaran del sumario , pues yo me iba de Curanilahue en un mes más y renunciaba a mi cargo de Director. Faltaba un día para que se cumpliera el plazo de entrega del proyecto y lo estaban solicitando desde la oficina de infraestructura artística de La Moneda. El Alcalde, en su más puro estilo, y sabiendo cómo me divertían esas salidas suyas, dio por terminada la reunión , llamando por citófono a la encargada de finanzas “Oye, Elda, trajínate la chauchera para ver si te quedan unos millones que necesitamos para pagar la factura de los arquitectos.  ¡ Ah ¡, y con lo que te sobra cómprale un pasaje en avión a Don Francisco para que vaya mañana mismo a Santiago, a entregar el proyecto».

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LA MISTICA DE LA ORQUESTA
Se fue creando un ambiente de respeto al proyecto de la orquesta en el entorno más cercano; incluyendo a los padres, que intuyeron que por esa vía sus hijos tendrían mejor futuro que ellos. Recuerdo a uno , entrevistado por canal 13 en un túnel del pirquén en que trabajaba. El periodista Alipio Vera le pregunta “¿Y qué cree usted que pasará con su hijo ahora que está en la orquesta? El padre seca un poco su transpiración y dice “cualquier cosa va a ser mejor que esto”. Recuerdo bien a ese papá, se llama Fermín y fue alumno mío en el liceo. Todos empezamos a tratar con respeto lo que tuviera que ver con este proyecto. Desde lejos ya se empezaba a hablar de Curanilahue como una comuna distinta. El Alcalde comenzó a mostrar su orgullo por el proyecto y mucha gente también. Las autoridades se dieron cuenta de que la orquesta podría ser el caballito de batalla para pelear por la urgente necesidad de la comuna de instalar fuentes laborales para absorber la creciente cesantía. Por supuesto que otras agrupaciones culturales y deportivas , que desconocían cómo se estaba gestionando el proyecto, comenzaron a sentir celos de un proyecto que parecía tener los recursos y el cariño de todos mientras ellos seguían dándose vueltas sin apoyo. El liceo ya empezaba a mostrar los efectos del cambio, había un equipo que gestionaba con gran capacidad y compromiso. Un grupo de profesores asumió la nueva etapa con entusiasmo, otros, como es lógico, se siguen negando hasta el día de hoy. Los alumnos tenían grupos solidarios, grupos de emprendedores y muchos grupos artísticos, todo estaba como lo habíamos soñado. De 800 alumnos pasamos a 1.200 en menos de tres años; los jóvenes querían ser del liceo Mariano Latorre. El centro de alumnos diseñó un uniforme que les representaba mejor, hicimos un poco más flexible el reglamento interno y les dimos más oportunidades. Hicimos las primeras fiestas en el gimnasio. Aún recuerdo esas largas y sufridas horas en que acompañábamos a los alumnos. Al comienzo iban unos 500 jóvenes de nuestro liceo , pero no menos de 200 “colados” se metían por aquel cerco roto. Había que circular en el interior del gimnasio, muchos ebrios y otros con marihuana. Bajo los efectos del alcohol, muchas peleas. Las deteníamos y sacábamos a los jóvene afuera, pero volvían a entrar. Ëramos muy pocos en esa tarea, la mayoría no nos acompañaba, estaban allí para hacer clases no para ir a cuidar, fuera de horario, a cabros buenos para el trago. A veces me expuse demasiado y estuve a punto de ser agredido por algunos de esos ilustres colados. Los carabineros poco colaboraban en esa época, más bien estaban en una posición crítica por nuestras fiestas. Pero insistimos y trabajamos codo a codo con los centros de alumnos; en menos de dos años nuestras fiestas eran un real orgullo de cómo se comportaban cerca de 800 jóvenes de uno de los pueblos con más alto índice de alcoholismo. Era cansador, pero vivificante. En medio de la pista, bailando con alumnos y alumnas,  había una veintena de nuestros profesores que ya se habían sumado al cambio y estaban metidos en el centro de la historia. Mientras tanto la orquesta hacía sus primeras presentaciones, los niños estaban creciendo y algunos ya habían ingresado al liceo . No fue fácil al comienzo lograr que sus profesores entendieran que si andaban en una gira había que postergarle las pruebas o cambiar las fechas de sus trabajos; a pesar de mis discursos en el Consejo de Profesores, varios de ellos hostigaban a los músicos , de modo que tenían un doble esfuerzo que hacer, estudiar música y obtener buenas calificaciones. El profesor Giusti era el alma mater del grupo, el verdadero Gurú. No sólo les enseñaba violín y dirigía los ensayos generales, sino que aprovechaba esas instancias para soltarles frases que fueran formando su carácter. “No necesitamos gente muy talentosa, los imprescindibles son aquellos que hacen el esfuerzo y son disciplinados” . En menos de cinco años la orquesta estaba reconocida a nivel nacional, pero en Curanilahue, salvo en el grupo más cercano, la orquesta seguía siendo una desconocida. Al regresar de una de las presentaciones hechas en Santiago, un niño cuenta a su madre y ésta a una profesora y ésta al inspector general y éste a mí que un grupo de niños-músicos, los más grandes, venían bebiendo licor en el bus. En menos de media hora el comidillo era total entre los profesores. “Yo sabía que íbamos a llegar a esto, a ver qué medidas se toman, corresponde que se le expulse”, los más estrictos vociferaban en la sala de profesores. Hice venir a los sospechosos a mi oficina. Ya los habían interrogado y no habían confesado. Ahora estaban frente al Director ¿entendería la verdad el director? Para su sorpresa la entendió perfectamente. Eran unos verdaderos músicos, los más grandecitos, que ya andaban por los 14 ó 15 años . Me contaron una historia : uno de ellos estaba de cumpleaños y los otros quisieron celebrar con él. No tuvieron tiempo para nada en Santiago , pues el viaje fue sólo para hacer la presentación en un teatro y luego al bus y a Curanilahue. Les dije que no me importaba que bebieran y celebraran, que muchas veces iban a hacerlo, que eso no era malo , pero que me gustaría que nunca llegaran a cometer excesos con el trago . No podían volver a beber en un bus, menos con niños más pequeños . ¿Se daban cuenta de que tenían la responsabilidad de ser los representantes culturales de Curanilahue? Ellos cambiarían la imagen de nuestro pueblo ante el país. Nos dimos la mano mientras me juraban que no iba a volver a ocurrir y yo pensaba que era injusto que ellos cargaran con la tarea de reivindicarnos, siendo tan chicos. Un año después, un viernes cerca de la medianoche, yo llegaba a mi casa y en una esquina, un poco oscura, vi a un trío de jóvenes que se reía y orinaba la pared de un local comercial cerrado a esa hora de la noche jugando aquel clásico juego de varones: “cañería de milico, el que no mea no tiene pico”. Esta vez sí que venían de un cumpleaños. Las risas juveniles pararon en seco cuando reconocieron al Director. Por supuesto que hubo un saludo y mi consejo de que se fueran a dormir. Al día siguiente era sábado y Amèrico llegaría temprano. Además ellos ya estaban haciéndole clases a los más pequeños. Dos años después, en Alemania, cuando tuvieron la fiesta de despedida, el trío me fue a pedir permiso para beber cerveza con sus amigos alemanes. ¿Por qué los alemanes podían beber sin que nadie se los impidiera y los chilenos no? Tuvimos nuestro primer desencuentro esa noche, pues no tuve ánimo para soltarles aquel manido discurso de la representación cultural, que ahora ya estaba teniendo carácter sudamericano.
Los ensayos de la orquesta eran en el liceo. Entre los músicos ya destacaban algunos, especialmente el contrabajista. Era un chico muy talentoso que se había sumado a la orquesta cuando aún estaba en la escuela. Llegaba al liceo y se encerraba en una sala a ensayar. Debo decir que esa “sala” era una bodega de inspectoría donde guardábamos un inmenso contrabajo facilitado por la orquesta de la Universidad de Concepción , en medio de otros bultos, balones que esperaban ser reparados, colchonetas , tazas y un montón de cachivaches.. Nahassim pasaba horas allí. A veces yo abría la puerta de la salita y él me miraba con timidez, pero con un rostro afable y sonriente. Su profesor, el padre del bajista del grupo “los tres”, ya había dicho que ese niño sería un gran músico. En efecto, alcanzó gran notoriedad. Ganó todos los concursos que organizó la fundación de Orquesta Juveniles que se creó posteriormente, viajó a participar en orquestas europeas y fue contratado por la orquesta sinfónica de la Universidad de Concepción como jefe de fila, todo esto antes de cumplir los 20 años.
LA orquesta realizó varias presentaciones en Santiago y regiones. Eran empresas privadas que financiaban los viajes y hacía un aporte para instrumentos. Fijamos una especie de tarifa: un millón, mínimo, por actuación en Santiago, además de condiciones dignas para viajar, dormir y alimentarse. Américo Giusti jamás transó en esa exigencia. La orquesta ya tenía un repertorio con el cual maravillaba a quienes le escuchaban. Es cierto que había en Chile otros grupos de niños formando orquestas infantiles, pero fue esta orquesta la que revolucionó el ambiente, la que generó el movimiento que en unos años más se desataría por todo el país. Canal 13 y Megavisión la invitaron a participar en sus programas estelares. El mercurio dedicó un reportaje en su edición dominical, pero no fue sino hasta el acto de investidura del Presidente Lagos que la orquesta se hizo visible para el país.

CONSOLIDACION DE LA ORQUESTA

Ricardo Lagos había ganado las primarias y recorría la región animando a los votantes a ganar la elecciones. El Alcalde me llamó para informarme que “El compañero Ricardo Lagos ha pedido conocer a la orquesta, así que vea usted que estén los niños reunidos mañana, sábado, en la tarde”. Me contacté con Américo y viajó para hacer el ensayo . Naturalmente que en su afán de hacerlo bien, tuvo a los niños todo el día en el ensayo. Oscurecía cuando el candidato y su esposa cruzaron el patio del liceo. Había llovido fuerte y algunas pozas obstaculizaban el camino hacia una salas del fondo , donde estaba la orquesta. Habíamos puesto una sillas para el ilustre matrimonio y sus acompañantes, dirigentes políticos de la zona y de la comuna. Entre los dirigentes locales habían muchos que querían hablar de él sobre el tema del carbón: “hay que volver a reabrir las minas de carbón para que la gente tenga trabajo”. Ricardo Lagos respondió que ese tema no era fácil y se excusó ; dijo que quería escuchar a la orquesta. Nuestros dirigentes estaban molestos con el Alcalde porque éste privilegiaba el encuentro con los músicos y no le pedía al candidato de su partido una reunión política para resolver problemas sociales. . Los niños empezaron a tocar. El silencio inicial fue solemne, las respiraciones estaban contenidas, los vidrios se habían empañado y afuera seguía lloviendo. Le había pedido a María Eugenia, coordinadora de la orquesta, que se sentara al lado de la Sra. Luisa y que estuviera atenta a lo que necesitara. ¿Querría ella una taza de té? ¿Necesitaría ir al baño? ¿Necesitaba hacer una llamada telefónica? No, no necesitaba nada; los ojos de la sra. Luisa Durán estaban humedecidos por las lágrimas, igual que los del futuro presidente de Chile . De espaldas a los invitados, Américo dirigía con los ojos cerrados. Los niños vestían ropas de colores, lo que acentuaba la pobreza de algunos de ellos. Sin embargo la emoción de nuestros visitantes no era por el hecho de que niños pobres estuvieran jugando a tocar música, sino porque estos niños tocaban tan bien que conmovían el alma. Entonces él se paró para agradecerles, les dijo que  había visto en Venezuela a cientos de niños tocando en orquestas y que ese era uno de sus sueños para Chile, les dijo que él sería el próximo Presidente y que en lugar de celebrar un acto cultural en el teatro Municipal , como era tradicional, lo haría en la estación Mapocho para que entrara más gente, y que en lugar de la orquesta sinfónica nacional, ellos tocarían en esa gala presidencial. Nos miramos con  Américo. Un año después la orquesta tocó ante el Presidente y sus invitados nacionales y extranjeros. La transmisión en televisión llegó a todo Chile. Yo estaba junto al Alcalde  entre el público asistente a la estación Mapocho. En Curanilahue, a esa hora, en la plaza, cientos de personas veían y escuchaban a la orquesta en una pantalla gigante que teníamos en el liceo y que mis compañeros del equipo de gestión habían llevado allí para difundir el evento. Esa noche los hogares de Curanilahue supieron lo que tenían, esa noche los pequeños “ninjas” se ganaron el respeto de la comunidad. El nuevo Presidente decía, a propósito de la orquesta, “si esto es posible, entonces podemos hacer muchas otras cosas”. Bajo ese gobierno se creó la Fundación de Orquesta juveniles que multiplicó las orquestas de niños mediante apoyos y recursos económicos. Mientras tanto la vida de la orquesta siguó su curso, en el verano siguiente recibimos a una orquesta de estudiantes alemanes que visitó Chile y pasó a Curanilahue a sugerencia del pianista Roberto Bravo. Organizamos todo y esos niños tocaron ante el público de Curanilahue un repertorio mucho más elaborado y con muchos instrumentistas.  Después ambas orquestas tocaron juntas bajo la batuta del maestro alemán. Un par de meses después llegó una invitación de ellos para visitar su escuela y realizar juntos algunos conciertos en la región. Américo se entusiasmó con la idea de viajar :“ seríamos la primera orquesta juvenil que toca en Europa”, me dijo. La invitación no consideraba los pasajes, así que , imaginando lo difícil que sería conseguirlos, le pregunté ¿no sería mejor conseguir recursos para reponer algunos instrumentos de mala calidad y comprar otros que nos faltan? Me dijo que era importante salir del país, porque eso nos daría cobertura y esa cobertura nos permitiría conseguir más recursos. Me di a la tarea de conseguir los pasajes. Busqué a una persona que me ayudara a traducir la correspondencia con los alemanes , un sociólogo que había estado varios años en Alemania y había regresado hacía poco. Conseguir los pasajes era una tarea titánica, empezamos a golpear puertas y no conseguíamos nada, Aparecieron dos tímidos pasajes, después otros dos. Cuando llevábamos 10 confirmamos nuestro viaje a los alemanes. Me entrevisté con personajes importantes , de importantes ministerios, que habían alabado a nuestra orquesta, pero que ahora tenían sus dudas acerca de este viaje, porque nuestro proyecto era bueno, pero si alguna orquesta debía salir del país tal vez debía ser otra mejor preparada musicalmente  que nosotros; además no disponían de recursos, tal vez yo debería ir a buscarlos al área privada  ¿Y dónde había estado buscando yo hasta ese momento? . Estaba a punto de tirar por la borda el viaje cuando ocurrió algo que me hizo renovar las energías, un grupo de mamás de los niños me dijo que quería hacer un bingo, vender empanadas y no sé qué otras cosas para aportar al menos con un pasaje; el bingo se llevó a cabo, y en él se hizo presente la presidenta del colegio de profesores, que donó otro pasaje más. Al día siguiente fui a la Intendencia, de allí salieron otros dos pasajes, y seguimos juntando, pero no habríamos ido a ninguna parte si no es porque la Presidencia tomó conocimiento del asunto y pidió a Relaciones exteriores que se contactara con nosotros y consiguiera los pasajes que faltaban. Unos días antes del viaje la cancillería organizó un acto de despedida para la orquesta. Fue en el ex – senado y estaba la flor y nata de los políticos y de los personajes del arte y la cultura. El Alcalde no pudo viajar y me pidió que leyera “unas palabras” en su nombre. Esa noche di las gracias a nombre del Alcalde y de los habitantes de Curanilahue, dije que íbamos detrás de la orquesta como quién camina detrás del arcoiris. Leí un texto poético que muestra un Curanilahue desgarrado, pero que puede salvarse gracias a la capacidad de soñar e innovar, dije que no nos conformaríamos con la orquesta, que ahora ya estábamos detrás de un proyecto educativo… Tres minutos tenía para ese discurso y fueron los tres minutos mejor aprovechados. Al irme a sentar pasé por el lado del Presidente y su esposa, que estaban de pie, aplaudiendo. Ella me detuvo y me pidió que le enviara ese discurso a su oficina, que lo hiciera con copia a su hermano Roberto, en España, porque era posible que él consiguiera recursos para que la orquesta pasara a España de regreso de Alemania. Ese viaje fue inolvidable, los niños ensayaban todos los días y daban un concierto cada dos días. No hubo un lugar donde los alemanes no se pusieran de pie para aplaudirlos. No repartíamos imágenes de Curanilahue, no mostrábamos videos para que vieran que veníamos de un lugar pobre. Simplemente nuestros niños morenos se paraban allí a defender la música tocando buena música. Américo había hecho un buen trabajo, no cabía duda. En casa del Director de la escuela de música anfitriona, mientras bebíamos una copas de vino  al despedirnos, el Director recordó su paso por Curanilahue. El traductor dijo algo así ;”El Director dice que él quedó maravillado en Curanilahue, que no podía creer cómo en un lugar de tantas carencias podía haber crecido algo tan hermoso, que para él había sido como sin alguien abriera una ventana en medio de la oscuridad, como si el sol hubiera salido en medio de la lluvia”. Viajamos mucho al interior del país y tuvimos la oportunidad de estrechar lazos entre los miembros de la orquesta. Pasamos a España, donde nos recibieron el embajador y el hermano de la Sra. Luisa, Roberto, quien nos atendió con esmero y una gran amabilidad, proporcionándonos los recursos para nuestra estadía. Después se nos sumó la Sra. Luisa y su hija Francisca, que nos acompañaron en las presentaciones. Los gestos de cariño hacia nuestra orquesta no cesaron nunca. Nuestro regreso fue de película, antes de llegar a Curanilahue los niños de las escuelas de pueblos más pequeños estaban apostados en el camino para recibirnos con sus banderitas chilenas moviéndose en el viento. Curanilahue se volcó a las calles en una fiesta inolvidable, todo giraba en torno de nuestro regreso. Los padres, familiares , amigos, los curiosos; miles de personas en las calles y en la plaza. Todo era llanto y alegría arriba del bus que nos traía. Esos niños y niñas nunca volvieron a ser los mismos, estoy convencido de que han sido mejores desde entonces.
LA DISOLUCION
Un par de años después Amèrico me llamó para contarme que estaba preparando la última presentación de ese grupo. La mayoría se iría a estudiar a las universidades y no sería posible seguir con los ensayos como cuando todos estaban en el liceo de Curanilahue. El mismo ya no seguiría a cargo del proyecto, pues había asumido un importante cargo en la universidad de Talca ( la falta de generosidad y de visión de quienes tenían el poder y los recursos hicieron que Américo se alejara de la octava región. Debieron retenerlo allí para que el movimiento madurara y él estuviera satisfecho, haciendo lo que más le gustaba hacer) El acto fue en la plaza de la constitución en el marco de un aniversario del presidente Lagos. No hubo una fiesta, de celebración, sólo aquel acto público, simbólico, por lo demás. Yo estaba en Santiago desde hacía casi tres años. Fui el invitado de la orquesta, estuve con ellos en el ensayo en el hotel en que se congregaron y compartimos una larga conversación, un recuento de las cosas vividas desde que partimos. Allí estaban todos, crecidos, con desplante y honestidad en sus palabras. Américo fue generoso conmigo , les recordó mi participación y cómo habíamos iniciado todo aquello. La orquesta tocó en la plaza de la constitución, los padres de los músicos estaban invitados y disponían de asientos en primera fila, también yo, mi esposa y dos de mis hijos. Desde la fila central se paró una persona y vino a saludarme. Lo reconocí cuando estuvo al frente; era Roberto Durán, nuestro anfitrión en España, que había venido a este acto de cierre de la emblemática orquesta de Curanilahue. ¿Cómo perderme este momento?-me dijo. El Presidente invitó a los músicos y a sus familiares a un ágape en los salones de La Moneda. El mismo y su esposa le servían en unas banadejas a los músicos y a sus familiares.  Al témino , los niños fueron a buscar sus cosas a una salita-teatro en la que habían ensayado y que está en el subsuelo de la plaza. Allí se juntaron y una de las integrantes habló a nombre del grupo para reconocer mi labor con la orquesta, agradecerme y testimoniar ese cariño con un regalo que me habían comprado. Quiero a esos jóvenes y señoritas, no los quise siempre, sino a medida que los fui conociendo, es cariño y admiración, una mezcla estupenda. Los quiero y los considero cómplices de una experiencia que nos abrió la imaginación y nos llevó de paseo por un camino de colores donde al final nos esperaba una fuente con monedas de oro.


Una respuesta a “LA ORQUESTA DE CURANILAHUE (II parte y final)”

  1. Francisco, gracias por compartir esta hermosa historia. Gracias por enseñarme a convertir sueños en realidad.

    Soy un hijo adoptivo de la Provincia de Arauco, yo elegí vivir allá. Estudié con crédito Fiscal y me siento con el compromiso de devolver a mi pais lo que he recibido de él. Hace 16 años que vivo allá y 19 que trabajo vinculado a ese hermoso territorio. La Orquesta que tú ideaste y creaste (aunque no lo quieres reconocer quizá por tu sencillez) es un orgullo nacional. Nunca pensastes que esos insomnios provocarian tanta alegría y emociones a tanta gente.

    Quiero decirte que aunque no te conozco, estoy muy orgulloso de ti, soy un hincha de la Orquesta de Curanilahue, de la original y de la actual. Fuiste capaz de demostrarnos a todos que no importando la condición social de las personas, cuando se dan oportunidades se puede salir adelante. Conozco muchos padres de la orquesta anterior y la nueva y no sabes la emoción que siento cuando los escucho hablar de sus hijos y lo que la Orquesta les ha provocado en sus vidas familiares y con los vecinos de la cuadra.

    Nos mostrastes que es posible superar Pobreza a través de la Cultura.

    Te he buscado, se que estas en Santiago y creo que en Peñalolen trabajando. Siento que con tu partida de Curanilahue dejastes un gran vacio. Pero sembrastes tu semilla de ideas y sueños en terreno fertil, en los hijos de Curanilahue. Te he buscado para agradecer por tanta gente que está emocionada de tu legado, por tanta gente orgullosa de lo que ustedes hicieron, por haber cambiado el destino de tantos niños de esa querida comuna.

    Como lo dijo La Tercera, en Curanilahue hay un antes y un después de Francisco Ruiz.

    Me sumo desde mi ámbito de acción a la tarea que propone Mario Ruiz de que la Sala Auditórium del Liceo que creaste, lleve tu nombre.

    Un abrazo y que Dios te bendiga.

    José Manuel Rebolledo Cáceres

    Marzo 2nd, 2009 at 3:47 pm

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